ICHTHYS es el acróstico del
griego Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador, y significa pez. Los primeros
cristianos utilizaban el dibujo de un pez para identificarse de forma secreta
porque eran perseguidos, despreciados o asesinados.
Hemos tenido un encuentro de
oración CVX-Sevilla y la Comunidad Ichthys, católicos LGTBH (lesbianas, gays,
transexuales, bisexuales y heterosexuales). Ha sido un regalo del Señor, una
experiencia de cómo El actúa, irrumpiendo en nuestra vida, con nuevas
propuestas, con nuevos caminos, con nuevas personas que nos interpelan y nos
ayudan a ser cada día mejores seguidores suyos. ¡Qué gran verdad la canción de
introducción!: “El hace nuevas todas las cosas”.
Tres sentimientos me vienen al
corazón contemplando lo vivido: el testimonio que remueve y renueva nuestro ser
Iglesia, la identificación del amor con Dios, y
la invitación a gozar de la diversidad.
Los hermanos y hermanas de
Ichthys están sometidos a una doble presión: por un lado, algunos
creyentes y pastores, tienen dificultades en aceptar su identidad sexual y
su condición de hijos e hijas de Dios, por lo que se ven discriminados y rechazados; por otro lado, los no creyentes, los
señalan invitándolos a abandonar la fe y explícitamente la Iglesia, por su
falta de acogida. Y sin embargo, ellos no se sienten víctimas, se mantienen
fieles y nos dan un gran testimonio: han experimentado en sus vidas que Dios
los quiere como son, es más, que los necesita para construir su Reino, e
intentan vivir, contra viento y marea, en comunión. ¿Cuántas veces nos creemos
incomprendidos y cómo reaccionamos? Ichthys es un testimonio de sentir con la
Iglesia.
En ellos y ellas vemos también
cómo es el amor. Dios es Amor. Por eso no lo podemos etiquetar, encasillar, aprisionar,
limitar… es don, es gratuidad, es
entrega. En su ideario Ichthys declara “Queremos
ser signos de caridad y amor”, vivirlo todo desde la misericordia, porque
el amor todo lo puede y todo lo perdona. Nuestra tendencia habitual y casi
automática es juzgar, es dividir, es levantar fronteras que nos separan de lo
diferente… y, sin embargo, como decíamos en la oración, nos basta abrir el
corazón y dejar que Dios llene todos los rinc
ones de oscuridad y miedo.
Y por último, nuestro encuentro
ha sido una invitación a vivir desde el agradecimiento la diversidad, porque es
riqueza, es complementariedad. Se abren puertas para seguir creando y caminado
juntos, en este año del Sínodo de la Familia. Es la emoción de sentir que nadie sobra cuando se trata de comunicar la
Buena Noticia, con alegría y compromiso, a sus destinatarios privilegiados: aquellos
que no tienen lo necesario, a los parados,
a los que sufren violencia o enfermedad, a los que se sienten
abandonados, a los migrantes, a las familias en dificultad… Y partiendo de esa
frase que resonaba en los comienzos de la Iglesia, que ponía de manifiesto la perplejidad del mundo
cuando se referían a los tenían como símbolo un pez: “mirad cómo se aman”.
Inma Mercado
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