Retiro Proyecto Mambré en Dos Hermanas
El 3 de enero de este año tuvimos un retiro en la casa de espiritualidad de San Pablo (Dos Hermanas) miembros de la Red Solidaria de Acogida de Familias junto con aquellos hermanos de Comunidad más involucrados con el proyecto Mambré, y abierto en general a cualquier miembro cercano a la realidad de inmigración. En este tiempo de Año Nuevo, donde generalmente se hacen nuevos propósitos intentando fijar nuevas metas, o dejar o cambiar algunos aspectos con los que no estamos satisfechos, es también momento de pararse, y de ir viendo cómo la vida misma no nos pasa, porque no somos meros espectadores pasivos o somos arrastrados por las circunstancias en nuestro devenir diario, sino que es la vida misma la que nos está traspasando. Y desde esta perspectiva, a través de una de las lecturas propuestas por nuestro guía del retiro (nuestro asistente, José Yruela) sobre el Eclesiastés, había que ir viendo cómo nos vamos situando ante nuestra realidad, ¿cuál es mi tiempo? ¿Cómo estoy yo ahora? Para desde ahí ir profundizando nuestro modo de ser y estar, con la mirada puesta especialmente en Mambré, tomando como base las lecturas de la Anunciación, del buen samaritano que nos habla de la sensibilidad al otro, y de la multiplicación de los panes y peces que nos habla del milagro del compartir.
Y entre los distintos puntos de la oración, independientemente de las resonancias y mociones surgidas luego en las oraciones personales, nuestro guía nos apuntó también algunos aspectos actuales de estas lecturas, de los gestos y palabras de Jesús, que creo extrapolables a toda la Comunidad: (i) que no estamos aislados en este proceso de salvación, sino que hay personas, movimientos, con los que compartir/trabajar/vivenciar, (ii) humildad, otras personas también han experimentado o están experimentando lo mismo; (iii) ahora es un momento de claridad en este proyecto, que seamos conscientes que es obra del Espíritu a pesar de las dificultades, que afiancemos este momento y lo marquemos como un hito en nuestro proceso de crecimiento como Comunidad; (iv) que este proyecto al igual que las múltiples invitaciones del Señor/ángel tiene y tendrá sus consecuencias; (v) no entrar en dinámicas de comparación, cada uno da desde lo que puede o tiene, que siempre esté presente la dinámica del respeto a la libertad del otro; (vi) que la realidad nos interpele, especialmente desde el acercamiento afectivo al que sufre; y (vii) posibilitar proyectos/estructuras de cambio, aunque no sean nuestros, o que otros los sigan luego, porque no son nuestros proyectos, sino los de Dios.
En fin, decir que fue un día rico en movimientos interiores, como quedó recogido en el compartir de la Eucaristía con el que dio término nuestro pequeño retiro.
TUL
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