Navidad en Casa Mambré
El pasado 27 de diciembre por la tarde, nos reunimos aquellos miembros de CVX que pudimos escapar de nuestras obligaciones laborales y familiares para celebrar la Navidad con nuestros niños en “nuestra” casa Mambré. Y digo “nuestra” porque así la hemos ido sintiendo y construyendo desde aquellos inicios en donde era una sola idea, una inspiración del Espíritu, quien soplaba desde hacía mucho tiempo desde diversas direcciones pero apuntando a una misma sensibilidad, y a quien la comunidad no fue sorda a sus insinuaciones. Y digo “nuestra” porque así hemos ido sintiendo a Fredy, a Bassi, a Traore, y ahora a Yamal y Mass. Como decía, el pasado 27 de diciembre por la tarde, celebramos en “nuestra” casa Mambré que Dios se hacía hombre, que quería nacer en este mundo roto para anunciar que es posible la utopía del amor. Y lo hicimos con la alegría festiva propia del momento. Y como se hace en cualquier fiesta que anuncia un nacimiento, el de Dios en casa Mambré, con cantos, con baile, con comida.
Fue un momento de encuentro, de departir, en el que Traore y Bassi nos hicieron partícipes de un teatrillo, en el que Traore nos cantó canciones sobre l’amour, que entre villancicos algunos miembros de nuestra comunidad nos enseñaron cómo se vivía tradicionalmente la Navidad en Perú, Paraguay, Italia… porque también a veces olvidamos que somos una comunidad intercultural. Y como acaba toda fiesta, con baile y música a los que se fueron uniendo amigos de la casa.
Si mirase aquella tarde de otra forma, me quedaría con dos hechos que me llamaron la atención. El primero, de cómo un niño de los nuestros de unos tres años, que se peleaba con otro, caía y lloraba con un berrinche más bien de rabia que de dolor, se calmó cuando Fredy lo cogió y lo sentó en su regazo en una silla. Él no distinguía un color de piel de otro, de papeles o sin papeles, pero sí sabía que unos brazos lo rodeaban y lo protegían, y que luego jugaba con él. Pienso cómo ese niño vivía la naturalidad del momento, y que no hay mejor escuela igualitaria que esa. Y el segundo, al final de la tarde, en el salón de la casa, ante un pequeño auditorio, Traore sintiéndose en familia empezó a tocar la guitarra y a cantar. Y entre las canciones, una compuesta por él sobre la indignación que le causaba que el presidente de su país haya acordado la repatriación de los inmigrantes de su país que lleguen a Europa, solo por intereses económicos. Como él decía, los africanos son muchas veces los propios verdugos de los africanos.
Como iba diciendo al principio, el pasado 27 de diciembre por la tarde, celebramos en “nuestra” casa Mambré que de verdad era Navidad.
TUL
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