No nos resistimos a compartir la experiencia de nuestro encuentro con el Cardenal Rodriguez Maradiaga, Obispo de Tegucigalpa (Hoduras) y Presidente de Cáritas Internacional. Forma parte del grupo de los cardenales que ha designado el Papa Francisco para trabajar en la reforma de la Curia, y como él mismo admitió, apoyarlo en las tareas de gobierno de la Iglesia. Fue el domingo 28 de septiembre, gracias a la invitación de Cáritas de la Diócesis de Guadix-Baza, que clausuraba la celebración de sus 50 años al servicio de los más pobres. Pudimos escucharle en una charla en la que, en primer lugar, agradeció a esta diócesis, pequeña y periférica, su enorme generosidad, pues hay varios sacerdotes diocesanos trabajando en Honduras desde hace años y organizaciones de voluntarios laicos que se vuelcan en la cooperación con este país. En síntesis ofreció su visión sobre la relación entre la pobreza y la injusticia en el mundo, y sobre el papel de Cáritas en los lugares más olvidados y conflictivos: ser la caricia de Jesús para los pobres. En el diálogo habló mucho del Papa, de su forma de relacionarse con las personas, de sus gestos y de sus sueños, y de cómo entendía la evangelización, como un programa de seguimiento de Jesús en las obras, más que en las palabras.
El cardenal es una persona muy cercana, muy alegre (un cristiano que no tiene cara de funeral), muy profundo en sus palabras, que pronuncia con la autoridad de la coherencia y la rotundidad de una fe esperanzada. Fue un regalo del Señor conocerlo y compartir con el obispo de Guadix, D.Ginés García, con sacerdotes y equipo de Cáritas diocesana unas horas tan llenas de vida.
Mariano e Inma
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