La autora nos interpela a actuar, cada uno a su manera y en la forma que mejor vea.
-¿Nos sentimos llamados a alguna actuación concreta? EN nuestra vida laboral, familiar, de Iglesia...
-¿Qué buscamos en nuestras pequeñas "acciones"?
¡Actúa!
Nani Vall-llossera. Hay que actuar como respuesta al dolor y al sufrimiento que están produciendo la crisis y las políticas que se están aplicando, hay que buscar alternativas a un sistema que lleva la creación de desigualdades en su ADN, hay que reaccionar contra la codicia de los poderes económicos y la corrupción de parte de la clase política. Parafraseando a John Berger (El cuaderno de Bento), hay que actuar –él lo concreta en protestar, una de las formas de actuar– porque hacerlo es “negarse a que te reduzcan a cero y a un silencio impuesto. Por consiguiente, en el momento en el que se hace una protesta, si se llega a hacer, ya hay una pequeña victoria. El momento, aunque pase, como todos los momentos, adquiere cierta permanencia. Pasa, pero queda impreso. Una protesta no es principalmente un sacrificio hecho en aras de cierto futuro alternativo, más justo: una protesta constituye una redención inconsecuente, insignificante, de algo presente. El problema es cómo seguir viviendo con el adjetivo inconsecuente repetido una y otra vez”.
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