martes, 28 de febrero de 2017

Mi imagen de Dios y la imagen del Dios de Jesús


¿Cómo lo veíamos ahora?¿Tomamos conciencia del Dios del que nos habla?

Tras una charla con José Yruela, y escuchando su consejo, me inscribí a un curso llamado “Mi imagen de Dios y la imagen del Dios de Jesús” que él mismo impartía junto con Marcelino Escobar, psicólogo, miembro de CVX y con consulta en el mismo Centro Arrupe.
He de reconocer que el título me llamó la atención, despertó en mí el interés y al mismo tiempo algo de reticencia, pues a menudo los curso son muy teóricos y no se les ve aplicación directa o fácil a la vida diaria.


Nos reunimos pues algo más de 10 personas, un sábado por la mañana, en la sala Francisco Javier del Centro Arrupe.
En un primera parte, impartida por la mañana por Marcelino, se realizó un repaso del impacto que tiene lo aprendido en nuestra infancia en nuestras actitudes y sentimientos actuales, sobre todo a partir nuestra relación con nuestros padres. Cómo, si no tomamos conciencia de ello, reaccionamos a partir de nuestras “heridas”, coartando nuestra libertad de acción. Y no sólo eso, pues a partir de esas heridas, podemos crear un “ídolo”, una falsa imagen de Dios, ajena y lejana a la imagen del Dios de Jesús.
Investigamos, intentamos tomar conciencia y compartimos juntos, a partir de una serie de ejercicios prácticos, cuáles eran nuestras “heridas”, y qué consecuencias han tenido y tienen en nuestra vida diaria, así como en nuestra visión de Dios. Fueron momentos intensos, a veces duros. En algunos casos, las lágrimas hicieron su aparición. Pero sobre todo fueron momentos de compartir y de mostrarnos, al menos en parte, tal y como somos.
Para finalizar la mañana, fuimos trabajando cuál era el “ídolo”, el “fetiche” que habíamos creado, con el fin de tomar conciencia de él y poderlo comparar con el Dios de Jesús.
Ya por la tarde, tras un descanso para comer, José Yruela comenzó a presentarnos al Dios de Jesús. Lo describió a partir de doce características que se pueden deducir de Él en los evangelios, ya sea a partir de lo dicho por Jesús o a partir de lo que se deduce de la vida de Jesús. Como es lógico, estas doce características no pueden describir en su integridad al Dios de Jesús, pero son un atisbo de su naturaleza. Doce características como doce son las tribus de Israel.
Frente al dios ajeno, lejano, todopoderoso, condicional, dominante, José nos presentó al Dios encarnado, misericordioso, alegre, incondicional, del don gratuito, del Reino, el Dios que se experimenta, de la libertad, el que afronta el conflicto, el que guarda silencio, el Dios pascual, el Dios de la esperanza.
Pero, al mismo tiempo, el Dios de Jesús no se puede limitar a una sola de dichas características. Limitarlo a una de ellas es, a fin de cuentas, crear un ídolo limitado de Dios, un dios creado a partir de nuestras heridas y de nuestras defensas, no el Dios real de Jesús.
Tras esta presentación, cada uno de nosotros compartió cuál era la característica de nuestro “ídolo” con el fin de tomar conciencia de todas aquellas características que omitimos, ya sea por miedo, por interés o por desconocimiento. ¿Por dónde se introduce el “mal espíritu” para alejarnos de Dios?.
Y como era lógico, terminamos la tarde y el curso con una oración/meditación guiada por José en la cuál se nos invitó a conversar con Jesús a partir de lo aprendido y recibido en el curso.
A nivel personal, puedo decir que algo, por muy pequeño que sea, ha sido removido en mi interior. La jornada fue dura, sacó a flote muchas cosas de mi interior. De la mayoría de ellas aún no he tomado conciencia. Una puerta se ha entreabierto, una puerta que espero tener, que tengamos, el coraje de abrir del todo. Dios quiera que así sea.

Ray G.S.

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